domingo, 2 de junio de 2013

La Vega de Llós

Sábado, 01 de Junio de 2013

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Nunca lo he creído.
Una imagen vale muchísimo, tanto como el significado que puedan darle todas las palabras que se sienten al verla, todas las que quedan en el tintero, al mirar. Todas esas que, sin estar, son.

No dispongo de una imagen de la Vega de Llós, una fotografía de mi cosecha. Porque, sencillamente, las pocas veces que he estado allí, no la he fotografiado.

Y es que una tiene ciertos "hábitos"...manías, quizás; formas inconscientes de entender el mundo. Me gusta dejar algún libro por leer (bastantes, en mi caso), algún camino por andar, alguna cosa por hacer. Y alguna imagen por inmortalizar con mi cámara. Que se hagan recuerdos; que se fabriquen mundos, a partir de un tejido esencial, pero ellos solos... Que seleccione la mirada de la memoria, y, cada vez que vuelva a mirar, el mundo que habite su pupila sea aún más nítido,...mejor, si cabe, de lo que fue ese día.

 Alguno de esos días en que te roza la felicidad, sin saber tú que es ella; que ya no volverá jamás, y que registras después, ya para siempre, en el universo incomprensible pero cierto, hecho de electricidad, minúsculas partículas con sus propias normas, que conforman un mundo. El mundo callado e invisible al que, en realidad, y sin que nadie lo sepa (ni tú mismo) perteneces.

Recuerdo el color, el olor y el silencio de la Vega de Llós. Un pequeño valle de montaña; zona verde, muy verde. Y alta. Muy alta. Suaves ondulaciones perfilan una hondonada que el viento, el viento frío de Picos, y sólo él, recorre sin cesar en un inacabable baile con la soledad y la certeza de la pureza.

La luz es viva, tenue en ciertos tramos, y se esconde en otros. El cielo es cómplice y aparece, de vez en cuando, entre las cumbres. Ellas, vestidas de gris pálido y mil colores más. El juego de la vida parece que comienza en alguno de los rincones que allí ves; todo parece más fácil. La vida es mucho más sencilla entre su agreste y aislada dificultad. La supervivencia adquiere otro significado. Y la prioridad es, ahora, respirar.

Thor, mi perro, la recorría completa mientras nosotros avanzábamos sólo unos metros. Llamándole, a menudo, porque nos gustaba mucho llamarle. Y otra vuelta, y otra más. Las patas de Thor revientan sin molestar al verde fresco de la hierba, se nota su olor.

Y les recuerdo a  ellos, los caballos de Llós. Nos miran de lejos; el tono marrón de su piel destaca en el verde brutal, y se distingue su movimiento pausado, con el que interpretas un "este es mi sitio". Y, ¿dónde he estado yo, porqué no lo encontré antes....?Ya no importa.

Ahora estoy aquí. Y, para poder estar siempre, no haré hoy ninguna foto.
Grabaré en mi memoria el olor a tierra y a flor. El romper, en su carrera y mil revueltas más, del verde húmedo contra sus patas. Aplastando el miedo, con la mirada siempre negra y limpia de Thor sobre nuestras figuras; dos frágiles siluetas que avanzan sobre la alfombra infinita de Llós, atravesando el tiempo en un minúsculo espacio, dónde no queda nada más por hacer ni por querer, que estar allí. Y de atrapar, al irse, con los ojos que no miran, la dulzura inquietante, profunda, de la pupila de un joven caballo que, escondido entre su manada, ha girado también la vista atrás: ¿Volverás?

....

Le prometí a Thor, cuando se fue, que volveríamos; con él... Y que seguro estarían los caballos, y la hierba verde. Las últimas nieves del invierno en lo alto de las cumbres maternales de Picos. El viento, que él conoce bien, llamando desde las llambrias inclinadas al vacío, retorciéndose en mil bucles de música, creando mares de espiga y luz. Y que, quizá, me quedara a ver la luna. Las lunas... Desde allí, todas se ven.

 Allí donde Europa fue llevada existe un mundo esmeralda, con varias lunas y manadas de caballos libres. Allí vive el sonido de la risa mientras corremos juntos. El viento alborota el cabello que ciega un momento los ojos, fríos de viento. Para que, al abrirlos por fin, pueda encontrarte.



2 comentarios:

  1. Precioso.
    Pero la imagen que tu tienes es la que reflejan esas mil palabras. Yo no sabría escribirlas tan acertadamente y, sin embargo, si viese la imagen crearía otros mundos que tu no has visto (o sí) y no has descrito.
    Porque cada uno mira desde dentro, lee desde dentro y crea desde dentro. Y , pasado un tiempo, si no hay imagen, todo se diluye...para bien y para mal.

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  2. Precioso es lo que tú me dices, maríajesús, dices tanto con lo justo...Me alegro enormemente de que Alma me acerque a personas como tú. Mil gracias; esperando leerte, un abrazo.

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